Bora Bora, Raiatea y Taha'a

El vuelo de Moorea a Bora Bora fue el más largo de nuestro recorrido por el Archipiélago de la Sociedad, exactamente fueron 45 minutos, durante los cuales no dejas de estar asomado por la ventanilla. En este corto recorrido pudimos ver las barreras de coral que rodean las islas, los motus (islotes), los famosos over-waters (de los que hablaremos más abajo) e infinidad de tonos azules en el mar, digamos que cada ventanilla del avión era una pequeña pantalla de televisión.

El aeropuerto de Bora Bora esta edificado en un motu, por lo que la entrada o salida ha de ser en barco. Los hospedados en hoteles más “selectos” (Intercontinental, Hilton, Four Seasons...), tienen su barco privado para la recogida de pasajeros, donde los reciben con todo tipo de detalles como collares de flores, toallitas para refrescarse, copa de bienvenida…. La “cinta” de recogida de equipaje son 2 estanterías metálicas donde los empleados depositan las maletas y las bolsas de viaje. Nosotros lo tuvimos claro, esperar a ver la única bolsa que habíamos facturado (el resto se quedó en el hotel de Papeete) y tomamos el catamarán que pone de forma gratuita el aeropuerto para trasladar a la gente hasta la terminal de ferry de la isla principal. Por las fotos se puede ver lo llamativo del color del agua, pero en directo todavía es más espectacular, ya que mires por donde mires es así. Nunca habíamos visto estos tonos tan eléctricos.

Cinta de recogida de equipaje

Aeropuerto y embarcaderos

Barcos privados de los hoteles

En el catamarán gratuito

Allí nos esperaba nuestro transporte “privado” para el alojamiento, no era una de las furgonetas con aire acondicionado que estaban esperando viajeros… era un truck (camión) de color azul que seguro que había tenido mejores épocas… pero bueno, cumplió su función y era privado-privado, ya que íbamos solos!!!

En este caso escogimos el Hotel Village Temanuata, situado en playa Matira, junto a los over-waters del hotel Intercontinental. Los famosos over-waters son bungalows emplazados sobre el mar, de ahí su nombre. Suelen tener una parte con suelo de cristal, viendo perfectamente el fondo marino. Todo el conjunto de estos bungalows están rodeados por debajo del agua por una red que hace de barrera, teniendo una especie de “acuario” concentrado en la zona de estas peculiares estancias. Todas tienen acceso directo al agua mediante unas escaleras, y por dentro suelen tener todo tipo de comodidades como jacuzzi…

Hotel Intercontinental

Nuestro bungalow estaba reservado desde hacía casi un año, así que pudimos escoger cual queríamos. Nuestra elección se decantó sin ninguna duda por el que estaba a pie de playa, tenía nevera, microondas, útiles de cocina… en fin, era un pequeño apartamento en un sitio super privilegiado, por lo que no teníamos nada que envidiar a los over-waters, bueno… un poquito si, la verdad…

Vistas desde nuestra terraza

Nuestro bungalow

Amanecer

Atardecer

Nuestra vida en Bora Bora transcurrió de lo más tranquila. Por la mañana playa, al mediodía festival de mortadela o atún, eso si gracias al microondas, con otra textura final. Después de comer, parchis (no vamos a decir quien ganó casi siempre, jejejeje), luego siesta, playa al despertarnos, paseo para ver la puesta de sol, cena, playa otra vez a la luz de la luna y así día tras día... Una vida de lo más estresante...

Un día, en uno de nuestros paseos, fuimos al “colmado” a comprar algo de víveres, donde pudimos comprobar lo abultados de los precios de esta isla. Por poner un ejemplo, el agua que se vende en Papeete a unos 102 francos la más barata (0’85€ aprox), la llegamos a encontrar a 215 francos (1’80€ aprox), el doble… pero es que en otros productos los precios se habían multiplicado por 3!!!! Por esta regla de “3”, comer en un restaurante para nosotros era prohibitivo.

De regreso de comprar agua, conocimos a Fabien y a Tontopô, o algo parecido… hablamos con ellos en francés prácticamente sin problemas, por lo que podemos decir que tenemos el nivel de un niño de 6 años…

Con Fabien y Tontopô

Bora Bora es tan y tan conocida a parte de por su entorno de película, por la popularidad que le dieron los americanos, ya que durante la segunda guerra mundial tuvieron una base aquí con más de 5.000 soldados, cuya principal función era la de reabastecimiento de otras unidades que fueran al frente del pacífico. Esto ocurrió desde principios de 1942 hasta mediados de 1946, es lo que se conocería como la operación “Bobcat”. Evidentemente era un destino muy buscado por lo alejado del frente y por el entorno paradisíaco en el que se encontraba. Un ejemplo similar al de esta isla, lo encontramos en Pearl Harbor, en Hawái, aunque allí moraba toda una flota americana, con el buque insignia Arizona a la cabeza, flota que fue prácticamente aniquilada el 7 de diciembre de 1941 por los japoneses en el ataque que metió de pleno a USA en la segunda guerra mundial. Pero eso ya es otra historia…

Los días pasaron volando, y sin darnos cuenta ya estábamos otra vez de camino al aeropuerto para nuestro siguiente destino, Raiatea. Aquí hicimos una excursión que nos dejó bastante tocados.

Antes de iniciar este viaje, buceamos por cientos de blogs, foros y páginas web buscando información sobre nuestros próximos destinos. En un foro encontramos de casualidad una reseña sobre una excursión que había hecho una pareja desde Raiatea a Taha’a. El relato nos cautivó tanto que decidimos ir tirando del hilo, hasta que pudimos contactar con Bruno, el encargado de llevarla a cabo. Esta salida se llama excursion Bleue, y engloba la visita a una granja de perlas, snorkel en el jardín de coral (!!!), comer en un motu (tipo buffet + bebidas) y visitar una plantación de vainilla.

Bruno

A la llegada a Raiatea nos esperaban para iniciar el tour. Bruno nos llevó en su embarcación a la granja de perlas, donde nos explicó detalladamente el proceso de cultivo de las mismas. Intentaremos explicarlo lo más fácil posible, el proceso es complejo. La perla en sí “no se crea dentro de la ostra”, el núcleo (pieza redonda de color amarillento, que será la base de la perla) lo traen del rio Mississippi. Este núcleo es envuelto por trocitos de carne (injerto) de una ostra sacrificada y como si se tratara de una operación quirúrgica, la insertan dentro de otra ostra, llamada madre perla, para que después de un periodo de "gestación" de 18 a 24 meses, este injerto haya producido nácar alrededor del núcleo. Es complicado todo el proceso porque muchas veces las ostras rechazan las perlas, o sufren mucho durante la operación quirúrgica ya que tienen que estar ligeramente abiertas,… El color y tamaño de la perla va en función del tiempo que ha estado en la ostra. Durante todo el proceso, la ostra, que esta debajo del agua, se ha de ir limpiando 2 veces al año manualmente para eliminar parásitos. Cada ostra se puede llegar a utilizar hasta 3 veces. Sólo un 4-5% llegan a ser perlas de calidad. (Gracias Lionel por repasar el texto!!!)

Núcleo antes de ser insertado

Perlas cultivándose en las ostras

Después de la interesante visita a la granja, seguimos con la embarcación rodeando toda la isla.

Nuestra siguiente parada fue lo más impresionante que hemos vivido en lo que va de viaje. Fuimos a hacer snorkel en el jardín de coral de Taha’a. Bruno nos proporcionó gafas y tubos, y nos sumergimos en otro planeta. Más que explicarlo es mejor ver las fotografías.

Zona de snorkel

Almeja gigante

Anémona

Ro y Da

Nos dejó sin palabras, era como estar dentro de un inmenso acuario donde constantemente nos íbamos avisando de cada especie de pez que descubríamos. Nos llamó muchísimo la atención las almejas gigantes (giant clam) de llamativos colores.

Las sorpresas no se acabaron allí. Luego nos dirigimos a comer al motu y por el camino pudimos ver muchas rayas enormes, y algún pequeño tiburón, que destacaban sobre la gran masa de agua cristalina.

Tiburón

Con la comida también disfrutamos, ya que se salía de la dieta habitual… Aquí pudimos conocer más al resto de gente de la excursión, eran todos franceses, y algunos de ellos de Perpignan, por lo que pudimos hablar perfectamente en catalán con ellos!! Nos comentaban que habían estado en Barcelona viendo jugar a su equipo de rugby, la USAP, ya que algunos partidos los juega como local en nuestra ciudad. Como curiosidad decir que el himno de la USAP es la conocida canción l'estaca de Lluis Llach, impresionante!!!

En un pequeño lagonarium, Bruno nos enseñó especies marinas también desconocidas por nosotros como caracoles gigantes, arañas, y otros peces…

La siguiente visita fue a la plantación de vainilla. Taha’a es también conocida como La Isla de la Vainilla. Fuimos recibidos con zumo bien fresquito, trozos de coco y también rayado para huntarlo con plátanos, estaba todo buenísimo!!!!

Nos explicaron el complejo proceso de elaboración, desde que se planta, hasta que se puede consumir, pasando por el masaje que se hace a  las vainas, y el secado al sol, entre otras cosas. La vainilla se caracteriza porque es muy aromática, utilizando poca cantidad en las comidas le da un gran sabor. Nos dijeron varias formas para consumirla como poner un poquito en el bote de azúcar, o en el bote del café para darle un agradable aroma. En esta pequeña isla tienen una producción de 25 toneladas al año, el 75% de toda la Polinesia Francesa.

Planta con vainas de vainilla

Secadora

Vainilla seca

Con esta visita se acababa la excursión, así que regresamos al puerto de Raiatea. De ahí tomamos un vuelo con destino Papeete, haciendo de nuevo escala en Bora-Bora, y pudiendo contemplar desde el avión otra vez todos estos indescriptibles y vistosos paisajes.

Nuestra próxima etapa del viaje empieza en Auckland (Nueva Zelanda), donde después de pasar unos días, alquilamos una campervan (caravana pequeña) con la que nos aventuramos durante 17 días a recorrer la isla norte y sur.